La vida es una lucha constante con nosotr@s mism@s, aunque pensemos que los problemas son sólo externos, la forma de tratarnos determina también nuestro estado emocional.
A veces nos pasan cosas negativas e intentamos aprender de ellas, incluso es complicado saber el significado o la moraleja que se esconde tras esa oscuridad, ese bache o esa decepción. Porque tal vez lo que ahora consideramos negativo y ante la imposibilidad de verlo ahora, en el futuro pueda ser un regalo, o no lo sea. Pero lo que sí está claro es que si anticipamos constantemente, no existirá certeza, sólo ansiedad que nos destruye.
Lo veo cada día en terapia, personas con una frágil autoestima y no porque sus cualidades no sean buenísimas, personas con gran inteligencia y buenas personas con los demás, pero estas personas suelen ser feroces consigo mismas.
Autoexigencia y autocrítica destructiva
Cuando la persona teje su autoestima con excesiva autoexigencia, cuando sólo es capaz de valorar lo que consigue o puede conseguir, la autoestima puede ser en apariencia fuerte, mas es totalmente falsa.
Esa persona que un día creyó que valía sólo por sus éxitos o lo que consideraba éxito, en cuanto falla o no consigue sus expectativas, se hunde porque cree que ya no vale.
No podemos aceptarnos solamente cuando las cosas van bien, o conseguimos lo que queremos.
Precisamente en los momentos malos es cuando no podemos abandonarnos, no podemos rechazarnos.
La comprensión más necesaria es la nuestra.
La autoestima es el respeto hacia nosotros mismos, en ningún momento lleva implícitos sentimientos de superioridad hacia los demás.
La autocrítica constructiva nos hace avanzar, la destructiva nos bloquea y nos provoca ansiedad y depresión.
Sentirse enemigo/a de uno mismo es clave en cómo nos sentimos y aumenta la ansiedad y los síntomas depresivos.
Alimentar el autodesprecio y la autoexigencia destructiva es suficientemente causa para padecer ansiedad o depresión.
Superar implica aceptación, respeto y comprensión hacia nosotr@s mism@s.
¿Trataríamos a los demás tan mal como muchas veces nos tratamos a nosotr@s mism@s?
¿Acaso abandonarías a una persona que quieres en el peor momento? No lo hagas contigo mism@.