El perfeccionismo y la necesidad de control no significa hacer las cosas bien, no es ser responsable, es ser totalmente irresponsable con nuestra salud, es presionarse, criticarse destructivamente, compararse, anticipar negativamente lo que va a pasar, adivinar lo que piensan los demás y después pretender estar segur@s y tranquil@s.
No hay mayor incoherencia emocional. Esta excesiva necesidad de control, ese perfeccionismo no es una cualidad positiva, es de los mayores factores de vulnerabilidad psicológica que existen.
Necesidad de control
El perfeccionismo enmascara a personas con gran angustia e inseguridades que tras una apariencia de ser equilibrados intentan controlarlo todo, cosa completamente imposible. Estas personas pueden llegar a un sufrimiento extremo debido a no tener la capacidad de aprender de los errores ni a tolerar frustraciones, puede ser un infierno para ell@s y para las personas con las que conviven.
No es lo mismo el perfeccionismo que la necesidad de excelencia, a todos nos gusta hacer las cosas bien, pero sabiendo que nos podemos equivocar, que podemos aprender de esos errores y que no podemos controlarlo todo.
De hecho, intentar estar siempre bien, asociar sentirse mal o sufrir a ser débil, pretender controlarlo todo constituyen el camino más corto para padecer cualquier trastorno de ansiedad, depresión, etc.
El perfeccionismo desde la autoexigencia destructiva, el optimismo obligatorio y la excesiva necesidad de control constituyen factores de grave vulnerabilidad psicológica.
Esa autoexigencia negativa al final se convierte también en una forma de autoabuso. La sociedad presiona y yo me presiono a mi mismo/a. El perfeccionismo no es hacer las cosas bien, es el miedo a equivocarse, la necesidad de control, la autocrítica destructiva, el compararme, el anticiparse constantemente.
Se busca seguridad y se encuentra la mayor de las inseguridades.
Provoca baja autoestima e insatisfacción personal (nunca parece ser suficiente).
La hiperresponsabilidad es irresponsabilidad con nuestra salud.
El perfeccionismo es reforzado como algo positivo…. Por eso la persona nunca viene a terapia porque es perfeccionista sino por los efectos que le genera.
El perfeccionismo hace que se pongan menos límites puesto que todo depende de mí, si no llego es porque no hago lo suficiente o no soy suficientemente válido/a.
Liberarse del perfeccionismo, no es otra cosa que dejar de vivir bajo presión.
El perfeccionista puede pensar que lo contrario al pensamiento rígido es la irresponsabilidad, nada más lejos.
El perfeccionista acaba siendo irresponsable con su salud emocional.
No es lo mismo querer hacer las cosas bien, que hacerlas por miedo a equivocarse o fracasar.
La autoestima es falsa, sólo valgo si consigo esto o aquello, pero cuando lo consigue el perfeccionista no es capaz de disfrutar, sólo siente un alivio momentáneo. No se disfruta de las cosas, siempre hay algo que se DEBE mejorar.
Esa rigidez y baja autoestima (aunque en apariencia parezca una alta autoestima) hace que se sea muy vulnerable a la crítica y se busque la aprobación de los demás. La autocrítica es destructiva, se vive con la presión del látigo, continuos auto diálogos negativos de las consecuencias negativas de no conseguir las metas exigidas y comparación con los demás.
Ser responsable con nuestro entorno es posible sin auto boicotearse y sin maltratarse a sí mism@.
¡Basta ya de torturarse!